La luz de ocaso moribunda toca
del pinar los follajes tembladores,
suspiran en el bosque los rumores
y las tórtolas gimen en la roca.
Es el instante que el amor invoca;
ven junto a mí te sostendré con flores
mientras roban volando los amores
el dulce beso de tu dulce boca.»
La virgen suspiró: sus labios rojos
apenas el yo te amo murmuraron,
se entrecerraron lánguidos los ojos,los labios a los labios se juntaron,
y las frentes, bañadas de sonrojos
al peso de la dicha se doblaron.
autor: Manuel María Flores
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