Silencios de Amor
Nuestras vidas se cruzaron y coincidieron años antes de conocernos quien iba a imaginar todo lo que pasaría que tú, en mi más grande acertijo, te convertirías y que yo de ti, mi mejor amigo, por cosas de la vida me enamoraría.
Quien iba a imaginar que tanto por ti yo sufriría al pensar que tú, como una amiga solo me veías.
Quien iba a imaginar lo equivocada que estaría al no percibir que en ti, un sentimiento nacía.
Quien iba a pensar que mi inseguridad seria el arma más letal que nos separaría errada decisión yo tomaría al distanciarme de ti, de manera repentina sin explicaciones, sin razones….
Tu rostro solo reflejaba, lo desconcertado que te encontrabas; al no explicarte que era lo que me pasaba. Y por qué? Preguntabas: y en mi una sola respuesta hallabas: «nada» siempre te decía, pero ambos sabíamos que algo se escondía tras esas respuestas evasivas, pues tu muy bien me conocías y eso era siempre lo que repetías, sabía que te perdía pues el miedo a enamorarme de ti, me detenía a no aceptar lo que yo por ti sentía.
Mis amigas las, angustiadas se mostraban pues ellas decían que una mala decisión yo tomaba que me arrepentiría constantemente repetían, pero yo caso omiso hacia al pensar que ellas no entendían lo que yo por ti sentía sin embargo; preocupadas estaban pues ellas a los dos nos estimaban.
A pesar de eso, mi muy astuto plan yo no cambiaba y estaba resultando, tú de mí, te estabas alejando.
Todo marchaba como lo planeaba, excepto que no contaba, que mi corazón me jugaría una mala pasada. Cuando una noche tus reclamos de mi actitud escuchaba perturbada, mientras impotente callaba, tus palabras cada vez más me agobiaban, al decir que tu amistad yo no valoraba, que los innumerables momentos que pasamos para mí, no significaban ya nada «Si supieras» una voz temblorosa en mi interior decía pero tu continuabas hasta averiguar qué era lo que pasaba, no pude contener masa la voz que en mi interior ya no se podía detener…
Y el porqué de todo te explique, pero mi orgullo de no perder, no me hizo reconocer. Que a pesar de todo, no te había dejado de querer.
Grande fue mi sorpresa, al escuchar tu inesperada respuesta, que no era la única en sentir esta tan confusa experiencia.
Lo intentamos??? Dijiste, inmóvil quede ante tus palabras, palabras que quizás soñé demasiado y que de tanta soñarlas era irreal escucharlas.
Inexplicablemente tan anhelada petición, se distorsionó y un NO se apodero de mi corazón. Aun te quería, pero uno no siempre expresa lo que quiere y siente. Solo sé que por otra noche como esa daría mi vida.
autor: Nuvia Lecca