Destierro
Vienes y vas como un instante de viento y de marea,
y hacía ti voy, deshaciendo la imagen perfecta de tus labios
con un grito o un sollozo,
vulnerándome con el fuego creciente de tus besos,
buscando que azular mi corazón
que se desata devora descarría.
Y con la cruz a cuestas tú y yo
y este destierro consumiéndonos a ciegas,
donde ni la luz ha llegado a clarear de día,
donde el silencio arranca nuestros cuerpos
como un último adiós,
pero es nuestro camino.
Así nos nace la palabra,
laberinto o huella inaccesible
asumiéndonos de pies a cabeza,
como cuando el amor no coge sus alas
o el sol su bello canto;
pero detrás de todo
la caricia creciente del olvido
abriéndose de par en par
entre tú y yo,
como el roce perfecto de las almas
que se alcanzan y devoran
en un solo instante
como si nada hubiese pasado.
Es el vuelto frágil de los astros
que no conocemos,
o que conocimos
como raudo paso del silencio inevitable.
Las miradas crecen a fuego abierto
queda la palabra dando vueltas por doquier.
Merced al desencuentro de la risa
superpuesto un mundo aparte
la verdad a media voz;
otrora una andanada de luces,
palpito niño con su ocasional esperanza,
amar no será sino un momento inabordable
para nuestros corazones.
Enviado por:
Germán Janio Rodríguez Aquino
Nacionalidad: Peruana
(Germán participa con este poema en el segundo Concurso de Poesía de Heptagrama).