Noche Ardiente
Aquella noche luminosa, llena de esplendor y fragancia nocturnal, al mirarte por primera vez, sentí la atracción de tu cuerpo ardiente, pregonando placer, con tu mirada imponente, con esos labios color bermellón, provocantes e insinuantes, encendiste la hoguera fructífera, desencadenando un mar de placer dentro de mí ser.
Tu cuerpo se movía al compas de la noche, la luna dejaba figurar atreves de tus ropas, tus ardientes senos, simulando un placer eterno en mi existir.
Tu ropa ceñida a tu cuerpo, excitaba a la necesidad de admirar, cada movimiento de tus grandes glúteos. Los cuales se bamboleaban, como si el vestido estorbara a ese cuerpo candente virginal, atrayendo una multitud de miradas fogosas, con ese vaivén seductor, como los veleros en altamar, resistiéndose a los vientos. Sin calmar la temperatura ardiente de mi sexo, tu cabello negro como el ébano, con olor agradable a rosas frescas, cubrían repentinamente tus ojos castaños inquietantes, tu mirada centellante, incita al paso de la noche, un ensayo sexual con acciones verdaderas, imaginando un festín con tu cuerpo ardiente en mis sueños. Sentía la necesidad de poseerte, en cualquier rincón, alejado de la muchedumbre, y despertar contigo entre sabanas rojas y una botella de ron, en algún lugar del universo, sueño o realidad en verdad ahí estas….
Enviado por: Tovemajo