«De un día a otro»
(El segundo temblor de El Salvador)
De un día a otro,
despertamos con convulsiones cósmicas.
Temblor, tú que encierras desgracia y tristeza, silencio y muerte,
sin que se pueda abrir las ventanas del consuelo,
hiriendo el sentimiento, que solo el alma sabe donde ira,
dejando los cuerpos mudos
sobre la hierba, como células marchitas
cubiertas de cicatrices, mordiendo la tierra
de la que un día trabajaron y regaron con su sudor,
ahora son solo escombros,
cerca de los barrancos, donde nace la noche del abismo,
y donde nacerá el día, pero no la vida,
de los que encontraron la muerte,
en la fuerza de la voz temblante de la tierra
como fiebre intensa que no se esperaba,
su dominio sobre todas las cosas
dejando el corazón triste
y destruido en la miseria
donde las almas inocentes sufren el dolor del destino,
dejando a unos en la nostalgia,
y en la soledad, y a otros en el ciego mundo de las almas
donde la fuerza de los vientos pierden su encanto,
y el eco de los túneles ocultos sean el refugio,
de todos los que encontraron la muerte, en los silenciosos barrancos,
de la fuerza voz temblante de la tierra.
Dedicado a todos mis compatriotas, que se vieron enlutados, por esta tragedia natural, esperando que el gran creador los conforte, a nuestro humilde país El Salvador.
Autor: Mauricio «Maury» Olivares.
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