Nadie Me Hable de Penas
Nadie me hable de penas,
ni menos de tristezas
no porque mis amigos no me entiendan,
ni porque me quieren demasiado,
si no, porque cada día
el silencio de los mares
son el sufrimiento de las aves,
y el llanto de los cielos
es el dolor de las estrellas
por ver al hombre ciego,
que camina por el desierto
hablando con el viento,
sin poner freno a su lengua.
Autor: Mauricio «Maury» Olivares
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