Suave claridad opalina
allá por el horizonte,
está en la brisa marina
y se divisa en el monte.
Como un coral luminoso
en el fondo de la mar,
eres tan maravilloso
que no lo puedo explicar.
Como la perla más fina,
más bella y más valiosa,
así es tu cara divina;
yo pienso en otra cosa.
Estés donde estés te veo,
a todas horas te añoro,
sabes que yo por ti creo,
por ti canto y por ti lloro.
Espero seguir contigo
hasta el día de mi muerte
y que tú sigas conmigo
corriendo la misma suerte.
Autora: Karina Vasconselos
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