Éramos tan solo unos niños cuando nuestra historia comenzó,
sellado can una rosa nuestro amor floreció.
El destino nos separó pero nuestros corazones no se resignaron,
algunos años pasaron y al fin se reencontraron.
El amor era aún más grande por la ceniza que quedo,
el fuego tomo su rumbo pero la desconfianza y el orgullo lo debilito.
El destino hizo de las suyas y de nuevo nos separó
y a pesar de la distancia mi amor nunca murió.
Enviado por: Mara
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