Las malditas olas me golpean sin clemencia
mi calvicie de ideas,
y al irse me dejan tus huellas
de los golpes certeros y de tus besos mentirosos.
Las gaviotas a lo lejos ríen a carcajadas
mientras el demonio me hace muecas a mis espaldas,
las cuales ni aquí encuentran calma.
¿Cómo? si un maremoto de emociones retorcidas
aplastan mí ya desnutrido corazón.
Ahora, creo que me fumaré un cigarrillo
para calmar mi ansiedad y mis ganas
de caminar hacia el mar y no detenerme más.
Autor: Cristian Rubio Linero
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brenda gervazoni
7 mayo, 2012 at 8:39 amestos poemas me hacen llorar y mas la cancion que tiene son lo + chauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu