Por favorecerme tal vez el destino
te arrancó de mi alma para darme paz
ahora se ha quedado sin luz mi camino
y yo te reclamo aunque seas mi cruz.
Cuando el Sol ardiente dedica sus horas
a buscar la dicha huérfano de amor
sabe que la Luna vive cuando muere
y como la quiere se ahoga en el mar.
El tiempo sin verte destruye mi vida
porque tú eres todo en mi cielo gris
vuelve con tu risa deidad consentida
torna pronto en alba esta noche atroz.
Si un arroyo humilde atraviesa rocas
y un canario débil enternece a un león
confío en que acojas mis ruegos y aplaques
los resentimientos de tu corazón.
Autor: Carlos Jurado Silva
«El Decimista del Pueblo»
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Vero salinas
12 agosto, 2012 at 3:35 pmMe encanto esta pagina