Con nueve años recién cumplidos no lo esperaba,
vi a mi padre convaleciente sobre un colchón,
él me miraba ya no podía reconocerme
a los tres días me lo dijeron marcho con Dios,
no había consuelo al ser un niño no comprendía,
todas las tardes siempre esperaba junto al portón,
que regresara para abrazarlo, darle caricias,
salía mi madre vamos adentro ya oscureció.
Hoy soy un hombre tengo esposa una familia,
aun no comprendo por qué tan joven Dios se lo llevó,
todas las noches duermo pensando en su regreso,
cuando despierto solo son sueños marcho con Dios,
tiempos difíciles no es mi motivo el entristecerlos,
es que a mi mente viejos recuerdos volviendo están,
es que te miro querido amigo y me recuerdas…
con tu presencia a mi amado padre que ya no está,
es que te miro querido amigo y me recuerdas,
con tu presencia Padre y hermano que ya no están.
Enviado por: David A.