Como dicha te has brindado en mediciones
que cambiaste el horizonte.
Tu dicha la celeste y sofocada distancia
y mientras socalce el silencio imprenta del ruego
seduzca el llanto y marchitas al sol todo vuelve a comenzar.
Es el trineo la embestida del trueno en enquistada
en luces como el cristal diestramente en tus manos
las lengua que han tocado mis labios
se despierta al raso de las cadenas en primicia
del ruego súbito puesta levantad escoge
las ramas y desierta desnuda la llama de la piel
se encarnece es tozuda levantad firme llamas con la luz
y se escura la dicha esa dicha celeste.
Ante los pasos del gigante como humos y la bruma
esconderse tolera higo y matándose el fuego sofisticado
envuelve el juego, la vida es una dicha.
La presa de la carne en tus ojos veré salid
amor toca la puerta es la noche violenta
y te extraño por demasiar.
Autor: Gastón Gomez