Si la vida un día me concediera un deseo
ni un segundo lo dudaría y al tiempo
le pediría que se detenga
justo en el instante que te tenga en mis brazos,
para jamás alejarme, para poder para siempre
contemplar tu mirada, tu sonrisa y sentir
para siempre en todo mi cuerpo
el dulzor de tus manos con sus suaves caricias.
Cada minuto disfrutaría, cada segundo lo gozaría
y te diría al oído con dulces palabras
que por ti es que vivo con alegría.
que por ti suspiro, por ti es que vivo
y por ti me despierto cada mañana
sintiendo en mi pecho con toda grandeza
el placer de amarte, el orgullo al tenerte
y la alegría inmensa de que cada día
seas mi compañera en el largo camino
en que nos conduce esta vida.
Autor: Marcelo Pérez
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