Cuando precises guardar la flor del encanto
tu reina forjaras, tus ansias él siembra,
construir el mundo alrededor del paraíso
esa víctima y su historia suele llamar la soledad.
Punte rigoroso el timbre de las ruedas de pedazos y marfiles
desquebrantadas llamas perecerse es nombre de la huida de tu canto
es el auxilio que llama y en vestida a la tarde gris,
envuelta de sabanas rendidas ápices y onduladas
hasta la pronta amanecer quiere bailar la siesta el sueño que dispendio.
Ese febril un tierno palmeo estado de ebriedad
es como aseguraros y mejillas de color rojas
ende y la aurora quiebra el hueso eso es la fiebre
tú cubres el espacio del regado de mi corazón
del puente esa cual víctima es dolida, es un juego
esta librado con la mejillas y es destrozado.
Cuando la fiebre se diere la temperatura
pues deja que el amor fluya es el encanto
y la fantasía cuando te irías de aquí allá,
cuando tus alas toquen el amor
dejare el cálido sondeo de las nubes
sentadas en el camino como algodón en ancadas
y resistida se despluma yo no veo dificultad
para regocijarse y tocar al aire ese musculo sin oxígeno
cuerpo danzado por las estaciones abismales a las libas
y a las tormentas como huracanes déjalo ser
son fiebres mutuo, es el sentimiento hablando
por otros en nuestro cuerpo sólo es la fiebre del amor.
Autor: Gastón Gómez
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