Que aparece y desaparece entre mi vientre agujero y el silencio marchito.
Que verdadera voz se aísla del susto y parpadea el recuerdo cuando sumisa el fruto como auge y resiste a la lluvia el cuerpo escogido por mis ojos.
Aquel silencia tempestad y virtuosa escandinava para dar en tus mejillas cantare todos juegan en tu ombligo.
Si mirara en si cruces que el presente siembra esta tierra adorada en el fuego hecha cenizas es la escama ardiente de mi boca.
Diré pues todo lo tengo difunta es conquista, ella lidia, espanta, acusa maldice y en nombre duerme como enfermedad.
Para ser sincera te tengo pegado en mi me dijo, suelta esa voz levanta la mirada aquellos tormentos destiñe mi alma, el no amarte el no decirte adiós, en el no decirte que eres mi tormento, aquel que destiñe todo mi ser.
Cuando deje estirar embelesada arena y enroscada luz brillara la luz ceguera a la luna, como tu cuerpo desnudo asimilando, que todo tormento se destiñe.
Pues allí estaré, abominándome.
Autor: Gaston Gomez