Y complicado a la vez, amar incondicionalmente es tan fácil decirlo pero demasiado difícil cumplirlo.
Debería ser así ser capaz de amar al otro con todo lo bueno y lo malo sin tratar de cambiarlo ni de reprochar sus errores, pero cuando iniciamos una relación ya sea amistad o noviazgo siempre tratamos de eso que un día nos gustó al siguiente ya no, hacemos todo por complacer al otro, a veces olvidándonos de nosotros mismos, somos egoístas egocéntricos, tememos por el futuro de la relación actuamos de acuerdo al otro para que no se enoje o no nos deje, siempre tememos por desilusionar o que nos desilusionen.
Pasa con los hijos y los padres tratamos de ser los mejores o de hacer lo que ellos querían o viceversa pero cuando no pasa y aparece la desilusión, el rose o la pelea las relaciones son capaces de romperse o fisurarse los niños pueden llegar a tener problemas de autoestima cuando sean mayores.
Amor, amar no fácil nada fácil tenemos demasiados miedos, sufrimos en carne propia el no ser amados incondicionalmente por eso es difícil amar de buena forma. No nos damos cuenta lo importante que es, no tenemos idea lo que cambia nuestra vida lo que llena nuestro espíritu, nos hace mejores personas, nos da motivos para vivir, nos alienta, también nos da tristeza pero esa tristeza nos fortaleza y volvemos expectante a abrir esa puerta y esperar al amor.
Amemos a nuestros hijos simplemente por ser personas por crecer por ser como es único e irrepetible y así le estaremos enseñando lo más grande, a amar, dejemos libertad en la pareja aceptemos lo que es explotemos lo bueno y enfrentemos lo malo vivamos amando y haciendo que esto sea algo hermoso y no algo estresante, riamos lloremos gritemos que el amor es lo único que hace que valga la pena vivir.
Autor: Miriam Matinez