Bésame profundamente
y frente a frente.
Un cuerpo en cueros
nos produce recelo,
pero a mí desnuda y sin velos
me gustaría contemplarte por algún tiempo.
Toma mi mano y acaricia con ella tu pecho,
no tengas miedo,
es simplemente la respuesta de nuestros cuerpos
que intenta apagar su contenido fuego.
Lanza la pregunta y yo te la contesto.
¿Lo hacemos?
Sí, por supuesto y sin desvelo.
Dejémonos llevar por el camino del desenfreno
por el que otros ya anduvieron
y salieron contentos.
O perderemos el sublime momento
de, para siempre, pisar el Cielo.
Autor: Juan Manuel P. R.
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