Todavía no me había dicho que sí,
pero mi mente ya la había hecho mi princesa,
mi almohada era mi confesora,
a la cual yo le contaba, como la iba a amar
y sus labios sentía en los míos,
como delicioso manjar deseado
que recuerdos tan hermosos de mi adolescencia.
Ella era la primera mujer que amaba
y una vez escuche por ahí,
que a la primera novia, jamás se la olvida.
Y es verdad ya voy por los 50, tanto y todavía pienso en vos,
en soledad, pero pienso… si supieras cuanto…
Enviado por: Hector
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