Montado en un gran corcel,
por inmensos, fragantes y verdes prados,
mis pasos a la entrada del castillo culminó.
Una gran manija de hierro,
su golpear a la princesa despertó,
asomase ella y con estupor,
vio en la puerta, al que su corazón lágrimas derramó
y preguntándole al caballero,
el por qué de tal decisión, este arrepentido clamó
¡¡oh princesa!!
de un largo y oscuro letargo,
tu llanto me ha despertado.
Si en tiempo, años han pasado,
mil batallas con demonios he librado
como broquel y espada
tu amor y paciencia me han defendido,
abridme la puerta hermosa princesa mía,
que tu humilde súbdito ha regresado…
Autor: Mario Espinosa Fuentes.
Está dedicado a mi princesa María Erika Riveros Diaz, la cual me ha entregado su amor y paciencia, por muchos años, amor que ha sido correspondido por mi persona hace un tiempo atrás.
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