De lejos te miraba y me preguntaba en silencio,
cómo acercarme a ti, para mi amor declarar,
en tus ojos se refleja, una hermosa claridad azul,
tan hermosa y azul, como el agua del mar.
Tu boca cerrada y con la belleza de tus labios,
detuvieron a la mía y le prohibieron hablar,
no imaginé que el viento estuviera a mi favor,
tu pelo alborotó y comenzaste a gritar.
Ya estando frente a ti, no pude evitar tocar,
la suavidad de tu piel que por tu escote asomaba,
como un bandido, me atreví a robarte un beso,
y a cambio de eso, recibí dos buenas cachetadas.
Ya con el premio que tus manos me brindaron,
hubo algo que a mis ojos, le llamaron su atención
tres lunares en tu pecho que indicaban el camino,
para entrar directamente en tu tierno corazón.
Autor: Nelson Rendón