Lo ilusioné y así fue como él se enamoró de mí,
le hice creer que era mi vida mientras existían otras «vidas»,
recuerdo sus besos, sus caricias y otras cosas con las que jugaba
y no me importaba.
A veces pensaba que era muy bueno para mí
pero no podía parar de jugar, me creía un genio al ver
como el tonto me creía y me perdonaba
cada una de mis traiciones.
Recuerdo su llanto por teléfono y sus largos mensajes,
recuerdo como rompí su corazón ese corazón donde yo vivía…
Pasó un tiempo y se cansó de mí. Ahora yo estoy aquí,
extrañándolo, esperando un mensaje,
una llamada, un beso, un abrazo o una simple mirada…
y que tal vez pueda perdonarme, llorando por cada momento
que no supe aprovechar…
Momentos que no volverán y que sólo él sabía darme.
Creí que él era MI JUEGO y terminó jugando mejor que yo.
Autora: Luna Sin Cielo
marisol
29 diciembre, 2013 at 2:49 pmes un poema hermoso