Te fuiste de mi lado, sin decir adiós, sin tiempo, sin espacio, solo con un inmenso silencio, dejándome vagar en la nada de los sentimientos, con responsabilidad absoluta, mientras que debía ser compartida entre tú y yo.
Te fuiste de mi vida, como el soplo de la brisa, no me oíste cuando desesperada te imploraba que no partieras, sentí que te dejaste vencer por el cansancio del dolor y no miraste atrás aquellas huellas que juntos marcamos.
No, sé que no he de reprocharte, pero desde el más allá, tú ves mi alma como llora tu ausencia, cuando en momentos de soledad te evoco, cuando en momentos de alegría te extraño, cuando en momentos difíciles deseo tenerte a mi lado.
No he de culparte por mi soledad y mi tristeza, pues, que podías hacer si era el tiempo de tu partida, no podías revelarte ante la majestad divina que te llamaba para emprender un nuevo camino.
Autor: Danny Lara/Barinas 2014