Y… En la lejanía te vi… Como sentirme ante la presencia de aquellos ojos no capaces de observar mi intrínseca admiración. Inspiraste el momento más vacío, en mi eterna búsqueda del amor, ahí estaba yo, presa del temor que quizás estos ojos, no podrían satisfacer tu insaciable deseo de encontrar la perfección.
Algo bueno he concluido… Devolviste a mí, las ganas de escribir, despertarse aquel torbellino de emociones, pensamientos, que aquellos demonios me habían robado una vez.
Aquellas emociones crudas y reales, que una vez solía describir con orgullo, se convirtieron más bien en un difuso recuerdo que quise enterrar para no volver a sufrir.
Gracias, gracias por aquellos ojos, que ese día me observaron y que con la simpleza de un breve momento me devolvieron la vida…
La vida que había olvidado.
Enviado por: Alex