Amo la vida, el trabajo y a mi familia
con todo mis fuerzas, con el alma y el corazón,
de una forma intensa, apasionada, loca,
quizás como pocos, para mí lo más valioso
no es lo que tengo, sino a quien tengo en mi vida, mi familia.
Yo, no tengo tiempo para peleas tontas,
yo, no necesito probar a que sabe el amor
o a que sabe cada hombre que dice amarme,
yo, ya conozco, ya he probado la dulce miel
del amor verdadero, el calor y el dulce sabor
del amor de la familia y para pelear por amores
que no valen nada, no me sobra tiempo,
ni por cosas que no tenga que ver con el
verdadero amor, mi familia y mi trabajo,
no tengo tiempo ni en mi corazón hay espacio
para cobijar resentimientos, ni pido a la vida
riquezas, ni grandes cosas, lo único que
pido a dios es salud y fuerzas para trabajar
honradamente , honestamente y que siempre
mantenga a mi familia con lazos del amor unida
y que nunca se pierda este dulce sabor de mis labios.
Porque toda mi vida he sido siempre así,
desde que tengo uso de razón, desde que
conocí el amor y desde que aprendí
a escribir mi sentir en un verso para mi
es imposible, es inevitable no hablar de
mi amor a mi familia y de mi pasión al trabajo,
y, a todo lo que hago por ellos, mi familia.
Para mí el verdadero sabor del amor
no se reduce a sexo, ni a romanticismo,
ni a meterme a la cama con cualquier hombre,
ni a lo físico, ni a belleza, ni a vanidad,
el verdadero sabor del amor es el amor,
los abrazos, los besos de mi familia,
esos dulces y sinceros besos que me dicen.
«Nunca me dejes sin tu calor»
y mi corazón responde.
para ustedes y por ustedes
mi familia mi vida, mi lucha,
mi pasión, mi trabajo y mi amor «eterno»
por mi familia, «todo».
Autor: Anita