Solo tú me haces sentir que soy libre que vuelo en medio de nubes, que resplandece el sol para mí. La vida sonríe cada vez que te veo en mis sueños solo te imagino y en mi más grande anhelo deseo tus besos.
Yo siempre he buscado ese pedacito de cielo, que cubría mi frente al caminar la senda de la vida y una vez, me dije ya basta no alcanzaras lo que buscas caminado entonces comencé a navegar por un mar infinito sin brújula solo.
Al sol le he preguntado donde te podría hallar y me miro sonriendo y dijo solo sigue te está esperando detrás de una montaña y seguí buscándote y cruce fronteras de amor y cuando ya a lo último quedaba ese valle y allá bajo el sol que me miraba riéndose de mi búsqueda implacable estabas tú, solo tu mujer risueña llena de virtudes, que me enamoras cada día, me atrapas en tus olas como el mar a mis marinos y me llevas de un lado a otro sin marcar un rumbo fijo.
Tus labios yo deseo más que nada en la vida y siempre he querido ser tu inmensa compañía. Déjame sentir tu cuerpo muy cerquita al mío aunque sea por un instante disfrutar de ti mi dulce vida, nunca imaginaste , ni creíste que algo de esto pasaría, que un amor prohibido de repente a tu vida llegaría que no es posible, tanta pasión, que sin darte cuenta involucraste al corazón en las caricias en aquellas noches de placer donde tu cumplías pero tú pensabas en nuestra fantasías, y nunca me preguntas que siento yo, te siento solo mía, porque sé que estando lejos de mis besos no te olvidas y tú sabes que si vuelas a mi puedo amarte sin medidas, y por eso soy tu amante a medida pero tú eres prohibida.
Autor: Claudia Andrea S.