Me he inspirado en tus labios,
para que veas que es verdad,
que te siento aquí adentro con humildad.
Esos labios carnosos que bellos deben de ser
cuando dan un beso con pasión y timidez,
deben de ser el paraíso donde uno vuelve a caer.
Me imagino que de noche, un guardián has de tener
porque la dulzura de tus labios son el abismo del placer.
Si de luceros habláramos, tus labios fueran dos,
es que son tan lindos que al lado de la luna ellos fueran el Sol.
Tus labios me contagian y vuelvo a caer,
porque si bien sabes,
con un beso creo que estaría a cien.
Autor: Alain S. Baez
«El Chico de los poemas»
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