Nos conocimos aquél día en la playa,
caminábamos tranquilamente
mirando hacia un lugar quizás distante.
De pronto tus ojos, se detuvieron en los míos…
¡No sé cómo sucedió!
Yo caminaba lejana también, a todo lo que me rodeaba…
No sabía que venias, ni que el mundo existía,
a pesar de las olas que pegaban en mis pies.
Ni siquiera escuchaba la radio,
de algunos que pasaban a mi lado…
No, ni tú ni yo veíamos ni sentíamos
lo que sucedía a nuestro alrededor…
Quizás, porque teníamos el corazón herido
y nos consumíamos de tanto dolor.
Los dos caminábamos en dirección contraria,
y fue al estar a unos pasos el uno del otro, cuando nos miramos.
¡Fue algo impresionante… No sé lo que nos sucedió!
Pero aquella mirada tuya, a la vida me volvió.
¡Qué ojos! Pensé yo… Y tú no pudiste evitarlo.
Tus labios se entreabrieron murmurando… ¡No sé qué!
Sólo sé que llegamos uno frente al otro, sin dejar de mirarnos.
Así nos quedamos, quizás por unos minutos…
Después nos sonreímos los dos, siguiendo nuestros caminos.
¡Todavía te busco… Ojos divinos! Y me pregunto:
¿Dónde estarás y si tú todavía, me recordarás?
En las tardes camino por la playa, pero no te encuentro…
Y mi corazón lo siento latir, con desesperación.
Yo me pregunto, siempre mientras te busco…
¿Si sería una realidad, o sólo sería un sueño?
¡No lo sé! Pero sigo pensando en tus ojos,
y no encuentro la respuesta… ¡No, no sé cómo sucedió!
Autora: Evalyna