Viene la luz al mundo peregrino
por tu jardín cercado de armonía,
por tu fuente sellada, por la vía
de tu incólume cáliz femenino.
Eres la senda clara, leal camino
para iniciar la fértil travesía
y encontrar a Jesús. En ti, María,
está el tesoro del caudal divino.
Por la puerta cerrada del Oriente
alumbra el Sol la cepa desvalida
desde aquel sí donado humildemente.
La gloria del Señor luce en tu frente,
ha sido tu modestia enaltecida
y Dios duerme en tus brazos blandamente.
Autora: Emma Margarita R.A. Valdés
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