Los cielos se han nublado
y las hermosas nubes blancas como espuma
se han vuelto grises como si estuvieran preñadas de agua
y lloraran… derramando su lluvia cristalina
que inundaran los mares y los ríos
y aquellas olas delicadas que danzaban a la luz de la luna
crecerán enfurecidas, y rugirán como ruge un león entre la selva
hasta calmar su furia entre las rocas desnudas
y los vientos desenfrenados soplaran
como si fuera el aliento de Dios aquí en la tierra.
La luna se llenara de sangre
y los vientos huracanados convertirán las calles en un laberinto
como si fuera un abismo donde el orín y el azufre carcomerán las almas perdidas
y los corazones de piedra que se llenaron de maldad
mientras en el horizonte una luz resplandeciente aparecerá
y la tierra se abrirá como Dragón con sus llamas entre los árboles
y los luceros se encenderán como antorchas en la oscuridad
porque en los aires vendrá sentado en una nube el hijo de Dios
y muchos ángeles y querubines cantaran cantos celestiales
para poder levantar a su pueblo, y llevarlo a ese paraíso celestial
donde los mares serán de cristal
y las calles de oro adorando al Señor de Señores.
Amén
Autor: Mauricio «Maury» Olivares
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