Dos mil doscientos catorce días, volando contigo
y siempre ungido con la miel de tu voz
en mi amargo oído enfermo y desvalido.
Dos mil doscientos catorce días también,
hace que volaste a tus nubes y alturas
llevándote en ti todo el bien que nutria mis sentidos.
Ay, ay paloma rosa, amante fiel y amiga de la ternura
recuerdo con gozo el sonido suave de tu plumaje,
el oído de mi alma se sostiene y vive aún
por el eco de tu suave hablar.
Así, como el bosque se nutre del trinar de sus bandadas
mis sentidos nacen en cada amanecer,
reposan en cada anochecer,
cuando buscan sus nutrientes de la fuente exquisita de tu voz
paloma rosa, mi muy amada,
disfrute y canto de mi alma, por siempre.
El tenor solfea su balada, multitudes vitorean con estruendo,
el viento recio emite su tronar, corazones se amedrentan
mas el sonido sedoso de tus dichos,
apagan baladas y suavizan el viento.
Mis días y mis noches buscan prestamente
la unción de miel, destilada del eco de tus palabras
y se sacian con los más dulces recuerdos,
que llegan a mí como sinfonías celestes.
El recordarte te hace presente
y puedo ver tu plumaje rosa,
es mi manto de alegría evocar tu voz
y mirar el color delicado que te cubre.
El desierto no bebe aguas, y su sol aleja sus visitantes
mas recordar nuestros dos mil doscientos catorce días,
que me ungiste con tu miel, ungüento delicado,
son placer en mi paladar que nutre día y noche mi alegría.
Recordar aquel nuestro tiempo,
en este mi tiempo de dulces meditaciones,
es mi continuo éxtasis, mi fiesta, mi consuelo,
mi gratitud porque existes,
exultación de mis pensamientos.
Rememorar aquellos días volando junto a ti mi paloma rosa
ha sido el exilio de mi tristeza,
el sepulcro de mi dolor,
la mordaza de mi gemir.
Autor: Pedymer
Publicaré mil cien poemas que son la expresión genuina del recuerdo que tengo de mi amada esposa,que hoy no esta a mi lado.