Alzo mi rostro hacia el horizonte tenebroso
bajo una penumbra misteriosa
que me eleva por el aire susurrando a mis oídos
tu dulce y penetrante voz diciéndome un amargo y triste adiós
sin razones ni explicaciones dejando mi alma abatida
entre el desazón y la amargura, llevándote una parte de mi.
Provocando que mis días se queden sin el sol
y mis noches sin estrellas, matando mis ilusiones,
mis sueños, cortándome las alas cuando justo empezaba a volar
y ahora sólo me queda resignarme
porque aunque yo esté cerca de ti tú estás muy lejos de mí.
Autor: Daniela Perea
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